POSADA 13/100: colapso y recuperación
Desde 2002, meXylo, un colectivo de grabadores de distintos países, pero vinculados con la tradición mexicana, presenta gráfica actual en México y Europa con obra realizada para cada exposición con una temática común. En esta ocasión, con motivo de la conmemoración del centenario de la muerte de José Guadalupe Posada, coordinados por Holger Roick y curados por Juan Ramón Lemus (Chiapas) y José Antonio Platas (DF), se propusieron trabajar sobre el colapso y recuperación.
Desde 2002, meXylo, un colectivo de grabadores de distintos países, pero vinculados con la tradición mexicana, presenta gráfica actual en México y Europa con obra realizada para cada exposición con una temática común. En esta ocasión, con motivo de la conmemoración del centenario de la muerte de José Guadalupe Posada, coordinados por Holger Roick y curados por Juan Ramón Lemus (Chiapas) y José Antonio Platas (DF), se propusieron trabajar sobre el colapso y recuperación.
1.
Centenario de la muerte de Posada, lo
cíclico
Las culturas pegadas a la tierra conciben
mundos donde para nacer hay que morir, y se nace para morir. Los centenarios
nos gustan porque así hemos organizado el tiempo en occidente, pero en el caso
de México como estado moderno, los centenarios han sido momentos de inflexión,
como el que dio origen a la revolución de principios del siglo pasado, que fue
documentado, recreado por Posada,
nutrido del imaginario popular al que le dio elementos para la toma de
conciencia. Todo gran acontecimiento social inaugura tiempos de efervescencia
para la cultura.
Los colapsos a los que hace alusión meXylo hablan de este proceso de ruina
y paralización que afecta estructuras sociales, haciendo eco de la vinculación
de raíz entre el grabado y las expresiones populares, donde, sin embargo, la
búsqueda de la expresión personal ha encontrado siempre su sitio, más allá del
panfleto, generando opinión y devolviéndole a la sociedad reflexiones, imágenes
suyas.
La recuperación es, por definición, volver a tomar o adquirir lo que antes se tenía, a
poner en servicio lo que ya estaba inservible; volver en sí, a
un estado de normalidad después de haber pasado por una situación difícil. En
la obra que se nos presenta ahora, además de la reflexión social se nos brindan
imágenes vinculantes de los procesos interiores. Es aquí donde se muestran
signos de recuperación, con frecuencia sutiles. Y siguen siendo las calaveras, las
de Posada y las que se siguen creando, las que apelan a esta particular forma
de comprender los ciclos y la posibilidad de re-crearnos constantemente, en el
eterno ciclo de la vida y de la muerte.
2.
La vena, la garra, la fuerza de grabar y
las sutilezas
Alicia Candiani, desde Argentina, nos muestra que he aquí que la sirena tenía dos colas,
sirena reina, por encima del mundo. Ese
mismo mundo que se encuentra sitiado en un objetivo, centrado, desde muy fuera.
Antípodas desde el exterior, un abrazo y
el ombligo del mundo, en la sutilieza
sensual de los grises y la determinación de buscar un centro
que, parece, se ha movido. En la obra de
Bodo Korsig (Alemania), se muestra lo orgánico irrumpiendo en el espacio, haciéndose singular, tomando
fuerza, movimiento paralizado, como si existiera una placa de microscopio que
no aplasta, y permite la sinuosidad del crecimiento de una semilla en el
espiral de un caracol y el movimiento de filamentos. En la de Thomas Rissler (Alemania) podemos palpar la fuerza de la reivindicación y la
expresión del drama de las luchas sociales, el racismo, la migración , la
opresión de las mujeres y una juventud que se levanta, luchas centrales en la
segunda mitad del s. XX que siguen estando presentes en este XXI que avanza.
Holger Roick (Alemania) nos
muestra en directo una visita al gran Posada que mira el icono de Guy Fawkes,
símbolo de las luchas actuales contra el control de las redes y la autogestión
de los movimientos y revoluciones. La
esquematización de una máscara que nos hace saber que los anonymous
altermundistas que luchan en las calles tienen rostro, un solo rostro en todos,
y todos en un solo rostro.
Alejandra Basañes (Canadá) presenta
un Dios padre hipócrita, diría que hasta melancólico, que apela con su panteón
a las cruces en forma de estrella; un padre Dios, tímido y triste que juega con
estas otras formas de la cruz y necesita la voluptuosidad en una búsqueda ¿de
qué?
En las obras de Guy Langevin
(Canadá) miro el desconcierto del desnudo que resguarda su fuero emocional del
escrutinio de la Catrina, quizá la obra más conocida de Posada, ¿acaso la
verdadera señora en vida, más que en muerte?, en la sutileza del encaje y las
texturas óseas.
Alec Dempster (México) nos muestra ciclistas, uno que
declara su compromiso ambientalista, y se trae la savia consigo, a donde va,
con su propia fuerza, preocupado, pero andando, y otro en un movimiento
interior, reflexivo. Calavera concentrada, que no muerta. Expone un duelo,
confrontación cruda entre lo militar robocop, que esconde lo humano, y lo
insectokafkiano, la fuerza animal superviviente. Lejana de la racionalidad que ha querido
dominar en la modernidad. Además, nos
regala una calavera exultante, que florece por los ojos, ¿qué celebra? ¿La vida
que la rodea y pareciera brotar de ella como fuente?
Alejandro Villalbazo (México) capta los
huesos, que se evocan en una lejanía casi impalpable, que devienen presente en
su solidez, con la flexibilidad de las vértebras, los que nos atan a nuestra
condición mineral.
Elsa Madrigal Bulnes (México) nos acerca una galería de
personajes, en el sentido clásico popular mexicano, que estampan devoluciones
del terror que se vive en México. El Pozolero prepara un guiso con cabeza, un
tendedero de manos, calaveras que están descarnándose y una cabeza en trance de
serlo, colgados en un puente cuidados por sus ¿nahuales?, y los restos humanos
entre los que caminamos cotidianamente.
Joel Rendón Vázquez (México), con humor, con
un Posada diablo, sabio, y los demonios que andan sueltos. Preocupación por su
alma y la oración a la virgen mexicanísima para que descanse en paz, donde sea
que esté.
Juan Ramón Lemus (México). Algunas
nubes y una silla que se va, un bullir efervescente, movimientos de contracción
y expansión con fuerza volcánica y momentos de paz. Interior convulso que se
muestra, que se pone fuera, ahí donde puede ser visto en su complejidad.
José Antonio Platas (México) nos hace el recordatorio
y la revelación de la estructura, de la nuestra, somos calaveras, memoria ósea,
ancestral. Nunik Sauret (México)
expresa Lo etéreo alado, ligero, evocativo que invita, a mover los velos e ir a
profundidades insondables. Rafael Zepeda,
(México), maestro de grabadores invitado, soñó que lo abrazaba una sombra, en
un blanco y negro, eterno transmutado en infinito. Neo expresionismo del hoy,
memorias que configuran mundos por ser, convergencia de los eclipses y
cataclismos de una sociedad que avanza de lo real a lo post-real. Figuras que afianzan el ser. Madonnas de lo efímero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario